El cambio climático
El cambio climático
Veranos calurosos, inviernos sin nieve, fuertes tormentas e inundaciones... durante la última década los fenómenos climatológicos extremos han desencadenado la preocupación mundial. Se estima que la frecuencia e intensidad de estos acontecimientos aumentará todavía más a lo largo del siglo XXI a causa del calentamiento global.
El oso polar, el mayor carnívoro terrestre que habita en la Tierra, juega un papel de especial importancia en los ecosistemas de la región polar. Si el hielo marino ártico continúa disminuyendo como resultado del calentamiento global, el oso polar, así como las morsas y otras especies que dependen del hielo, corren el riesgo de desaparecer. De acuerdo con algunos estudios científicos, el Océano Glaciar Ártico podría perder todo su hielo entre 2030 y 2040.
Los bosques tropicales contienen alrededor del 70 % de todas las especies que habitan en el planeta. Y no obstante, están siendo destruidos en un tiempo récord. El calentamiento global, combinado con el proceso de deforestación a gran escala podría convertir en sabanas grandes extensiones de estos fascinantes ecosistemas. Los pulmones verdes de la tierra absorben dióxido de carbono y regulan el ciclo hidrológico. Una pérdida de la cubierta forestal podría favorecer el calentamiento global.
Los glaciares de todo el mundo se están fundiendo más de prisa de lo que se prevee. En las regiones alpinas han perdido ya más de la mitad de su volumen. Unos dos mil glaciares han desaparecido por completo en el Himalaya oriental. La pérdida de los glaciares no sólo amenaza a ecosistemas únicos, también podría incrementar el riesgo de catástrofes: el agua de fusión está acumulándose en lagos glaciares provocando un serio riesgo de inundaciones.
Se considera que el calentamiento global acelerará el ciclo hidrológico, lo cual provocará más episodios de lluvias intensas y mayores inundaciones en algunas regiones. En países desarrollados la existencia de presas y programas para evitar los asentamientos en zonas inundables puede permitir una mejor adaptación a estos sucesos; no obstante, en los países más pobres, en los que las condiciones sanitarias son precarias, las inundaciones disparan el peligro de epidemias como el cólera. También se puede incrementar la incidencia de enfermedades asociadas a zonas húmedas, como la malaria.
El incremento de evaporación provocado por el calentamiento global será causa de mayores precipitaciones en algunas regiones, mientras que las zonas secas perderán aún más humedad.
Las olas de calor causarán más muertes y enfermedades, especialmente entre las personas mayores. La intensidad de las sequías estivales producirá más daños en las cosechas, más incendios y un aumento de la demanda de agua. A la vista de la problemática situación alimentaria que ya atraviesan los países más pobres, una disminución de la producción agrícola podría resultar desastrosa.
El cambio climático podría ser la causa del aumento, en número e intensidad, de desastres provocados por los ciclones tropicales, tormentas e inundaciones repentinas.
Entre los riesgos que pueden derivarse de ello están las amenazas directas a las vidas humanas, riesgos sanitarios, daños a viviendas e infraestructuras, erosión costera y destrucción de ecosistemas como los arrecifes de coral y los manglares. El número de grandes huracanes se ha duplicado en los últimos seis años. En 2004, Florida fue barrida por cuatro fuertes huracanes en el plazo de dos meses. Se considera que el Atlántico Norte, el Caribe y el Golfo de México serán afectados por un número mayor de huracanes en los próximos años.
El calentamiento global provoca un aumento de la temperatura media del agua en la superficie del mar.
Como el agua aumenta su volumen cuando incrementa su temperatura y teniendo en cuenta también que habrá una mayor cantidad de agua en estado líquido a causa del deshielo de glaciares y polos, se estima que el calentamiento del mar provocará una mayor elevación del nivel del mar en todo el planeta. Las islas del Pacífico son especialmente vulnerables. Algunas de ellas tienen una extensión de sólo 20 kilómetros cuadrados y sus zonas más altas están a unos pocos metros sobre el nivel del mar, lo que supone que estas islas podrían desaparecer por completo.
El clima se describe a partir de las observaciones sobre el tiempo que se han recogido durante años en lugares determinados. Los climatólogos consideran necesario contar con datos de 30 años como mínimo para poder caracterizar el clima de un lugar. Las predicciones sobre el tiempo que tendremos mañana son relativamente fáciles de hacer; no obstante resulta un poco más difícil predecir el clima que tendremos en un futuro. El sistema climático recibe influencias de factores muy diversos, como la radiación solar, las erupciones volcánicas o las actividades humanas.
En las zonas más oscuras del espacio reinan gélidas temperaturas de -270 ºC. Al contrario, la capa exterior del Sol consigue temperaturas de más de 6.000 ºC. En la Tierra, no obstante, las temperaturas medias se sitúan en torno a los 15 ºC y las oscilaciones entre día y noche son moderadas. Un envoltorio gaseoso -la atmósfera terrestre- nos brinda protección frente a las condiciones extremas y tremendamente hostiles del espacio exterior. Si comparamos nuestro planeta con una manzana, la atmósfera sería equivalente, en grosor, a su piel. En su composición destacan nitrógeno (78 %) y oxígeno (21 %), aunque también contiene pequeñas cantidades de dióxido de carbono, ozono y otros gases que conservan el calor del planeta y nos protegen de las radiaciones ultravioleta. Sin este fino pero vital envoltorio gaseoso, la vida en el planeta Tierra no sería posible.
Hace unos 3.000 millones de años, las bacterias comenzaron a atrapar dióxido de carbono y a liberar oxígeno, cambiando la composición atmosférica y haciendo posible el desarrollo de las formas de vida que conocemos en la actualidad. En el siglo XIX, como resultado de la Revolución Industrial, se comenzaron a utilizar de forma masiva combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural, lo que provocó la liberación a la atmósfera de grandes cantidades de dióxido de carbono. De hecho, como resultado de las actividades humanas, la concentración atmosférica de este gas de efecto invernadero es ahora un 30 % superior al que había antes de la Revolución Industrial.
Mediante el efecto invernadero, ciertos gases atmosféricos atrapan las radiaciones que emite la Tierra caliente, evitando que se pierdan en el espacio exterior. Sin los denominados gases de efecto invernadero se estima que la temperatura media de la superficie terrestre sería de -19 ºC en lugar de los 14 ºC actuales. El efecto invernadero natural hace posible la vida en nuestro planeta. No obstante, la quema de carbón, petróleo y gas natural, la destrucción de los bosques, los cambios de usos del suelo, la producción de residuos y la emisión de ciertos gases artificiales, son factores que refuerzan el efecto invernadero y modifican el clima de forma preocupante.
El dióxido de carbono es el principal responsable del efecto invernadero de origen humano, pero las crecientes emisiones de dióxido de carbono no son la única amenaza que sufre nuestro clima...
Gases fluorados de efecto invernadero: son gases artificiales con una capacidad extraordinariamente alta para producir efecto invernadero. Sus emisiones están aumentando rápidamente.
Los carbonos hidrofluorados: proceden de refrigerantes, propelentes y espumantes. Alternativas: aerosoles sin gases propelentes, compuestos alternativos para aparatos de aire acondicionado y frigoríficos.
Los carbonos perfluorados: son subproductos originados en las fosas de aluminio y en las industrias de semiconductores. Alternativas: procesos eficientes y cambios tecnológicos.
El hexafluoruro de azufre: se utiliza en los interruptores eléctricos de alto voltaje, en la fosa del magnesio, en los acristalamientos aislantes del ruido y en las pelotas de tenis. Se trata del gas de efecto invernadero más potente. Alternativas: utilización de nitrógeno o dióxido de azufre.
Óxido nitroso: su potencial para el calentamiento es unas 300 veces mayor que el del dióxido de carbono pero su concentración en la atmósfera es mucho menor. Se utiliza en los fertilizantes agrícolas y en la producción industrial. Es producido por catalizadores y la quema de residuos sólidos. Alternativas: nuevas prácticas en la agricultura, nuevas tecnologías en la industria, vehículos eficientes, reducción de los residuos generados.
Metano: se libera cuando la materia orgánica se descompone en ambientes pobres en oxígeno, como los arrozales y otras zonas húmedas, cuando la materia orgánica se descompone en los vertederos y también como resultado de la actividad ganadera. Alternativas: drenaje frecuente de los arrozales, mejora de la dieta del ganado, abandono de la ganadería industrial.
Dióxido de carbono: es el gas de efecto invernadero que producimos en mayor cantidad. Aunque otros gases resultan más fuertes (son capaces de retener más calor), el dióxido de carbono, a causa de su abundancia, es responsable del 64 % del efecto invernadero inducido por las actividades humanas. Las principales fuentes de dióxido de carbono son la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la eliminación de los bosques y los incendios forestales. Alternativas: ahorro energético y uso eficiente de la energía, uso de energías renovables (solar, eólica, hidráulica, geotérmica, mareomotriz), tecnologías más limpias para la producción de energía, protección de los bosques.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono, son de 5,5 toneladas por habitante y año. No obstante, en los países industrializados las emisiones per cápita son mucho mayores a causa de nuestro elevado nivel de consumo. Por ejemplo, las emisiones producidas por un ciudadano norteamericano son equivalentes a las de doce ciudadanos indios. A largo plazo, sería necesario conseguir unas emisiones mundiales per cápita que no afectasen gravemente el sistema climático. La atmósfera, como el aire que respiramos, es de todos y debería ser utilizada de forma equitativa. Por ello, el recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero ha de comenzar en los países industrializados.
El oso polar, el mayor carnívoro terrestre que habita en la Tierra, juega un papel de especial importancia en los ecosistemas de la región polar. Si el hielo marino ártico continúa disminuyendo como resultado del calentamiento global, el oso polar, así como las morsas y otras especies que dependen del hielo, corren el riesgo de desaparecer. De acuerdo con algunos estudios científicos, el Océano Glaciar Ártico podría perder todo su hielo entre 2030 y 2040.
Los bosques tropicales contienen alrededor del 70 % de todas las especies que habitan en el planeta. Y no obstante, están siendo destruidos en un tiempo récord. El calentamiento global, combinado con el proceso de deforestación a gran escala podría convertir en sabanas grandes extensiones de estos fascinantes ecosistemas. Los pulmones verdes de la tierra absorben dióxido de carbono y regulan el ciclo hidrológico. Una pérdida de la cubierta forestal podría favorecer el calentamiento global.
Los glaciares de todo el mundo se están fundiendo más de prisa de lo que se prevee. En las regiones alpinas han perdido ya más de la mitad de su volumen. Unos dos mil glaciares han desaparecido por completo en el Himalaya oriental. La pérdida de los glaciares no sólo amenaza a ecosistemas únicos, también podría incrementar el riesgo de catástrofes: el agua de fusión está acumulándose en lagos glaciares provocando un serio riesgo de inundaciones.
Se considera que el calentamiento global acelerará el ciclo hidrológico, lo cual provocará más episodios de lluvias intensas y mayores inundaciones en algunas regiones. En países desarrollados la existencia de presas y programas para evitar los asentamientos en zonas inundables puede permitir una mejor adaptación a estos sucesos; no obstante, en los países más pobres, en los que las condiciones sanitarias son precarias, las inundaciones disparan el peligro de epidemias como el cólera. También se puede incrementar la incidencia de enfermedades asociadas a zonas húmedas, como la malaria.
El incremento de evaporación provocado por el calentamiento global será causa de mayores precipitaciones en algunas regiones, mientras que las zonas secas perderán aún más humedad.
Las olas de calor causarán más muertes y enfermedades, especialmente entre las personas mayores. La intensidad de las sequías estivales producirá más daños en las cosechas, más incendios y un aumento de la demanda de agua. A la vista de la problemática situación alimentaria que ya atraviesan los países más pobres, una disminución de la producción agrícola podría resultar desastrosa.
El cambio climático podría ser la causa del aumento, en número e intensidad, de desastres provocados por los ciclones tropicales, tormentas e inundaciones repentinas.
Entre los riesgos que pueden derivarse de ello están las amenazas directas a las vidas humanas, riesgos sanitarios, daños a viviendas e infraestructuras, erosión costera y destrucción de ecosistemas como los arrecifes de coral y los manglares. El número de grandes huracanes se ha duplicado en los últimos seis años. En 2004, Florida fue barrida por cuatro fuertes huracanes en el plazo de dos meses. Se considera que el Atlántico Norte, el Caribe y el Golfo de México serán afectados por un número mayor de huracanes en los próximos años.
El calentamiento global provoca un aumento de la temperatura media del agua en la superficie del mar.
Como el agua aumenta su volumen cuando incrementa su temperatura y teniendo en cuenta también que habrá una mayor cantidad de agua en estado líquido a causa del deshielo de glaciares y polos, se estima que el calentamiento del mar provocará una mayor elevación del nivel del mar en todo el planeta. Las islas del Pacífico son especialmente vulnerables. Algunas de ellas tienen una extensión de sólo 20 kilómetros cuadrados y sus zonas más altas están a unos pocos metros sobre el nivel del mar, lo que supone que estas islas podrían desaparecer por completo.
El clima se describe a partir de las observaciones sobre el tiempo que se han recogido durante años en lugares determinados. Los climatólogos consideran necesario contar con datos de 30 años como mínimo para poder caracterizar el clima de un lugar. Las predicciones sobre el tiempo que tendremos mañana son relativamente fáciles de hacer; no obstante resulta un poco más difícil predecir el clima que tendremos en un futuro. El sistema climático recibe influencias de factores muy diversos, como la radiación solar, las erupciones volcánicas o las actividades humanas.
En las zonas más oscuras del espacio reinan gélidas temperaturas de -270 ºC. Al contrario, la capa exterior del Sol consigue temperaturas de más de 6.000 ºC. En la Tierra, no obstante, las temperaturas medias se sitúan en torno a los 15 ºC y las oscilaciones entre día y noche son moderadas. Un envoltorio gaseoso -la atmósfera terrestre- nos brinda protección frente a las condiciones extremas y tremendamente hostiles del espacio exterior. Si comparamos nuestro planeta con una manzana, la atmósfera sería equivalente, en grosor, a su piel. En su composición destacan nitrógeno (78 %) y oxígeno (21 %), aunque también contiene pequeñas cantidades de dióxido de carbono, ozono y otros gases que conservan el calor del planeta y nos protegen de las radiaciones ultravioleta. Sin este fino pero vital envoltorio gaseoso, la vida en el planeta Tierra no sería posible.
Hace unos 3.000 millones de años, las bacterias comenzaron a atrapar dióxido de carbono y a liberar oxígeno, cambiando la composición atmosférica y haciendo posible el desarrollo de las formas de vida que conocemos en la actualidad. En el siglo XIX, como resultado de la Revolución Industrial, se comenzaron a utilizar de forma masiva combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural, lo que provocó la liberación a la atmósfera de grandes cantidades de dióxido de carbono. De hecho, como resultado de las actividades humanas, la concentración atmosférica de este gas de efecto invernadero es ahora un 30 % superior al que había antes de la Revolución Industrial.
Mediante el efecto invernadero, ciertos gases atmosféricos atrapan las radiaciones que emite la Tierra caliente, evitando que se pierdan en el espacio exterior. Sin los denominados gases de efecto invernadero se estima que la temperatura media de la superficie terrestre sería de -19 ºC en lugar de los 14 ºC actuales. El efecto invernadero natural hace posible la vida en nuestro planeta. No obstante, la quema de carbón, petróleo y gas natural, la destrucción de los bosques, los cambios de usos del suelo, la producción de residuos y la emisión de ciertos gases artificiales, son factores que refuerzan el efecto invernadero y modifican el clima de forma preocupante.
El dióxido de carbono es el principal responsable del efecto invernadero de origen humano, pero las crecientes emisiones de dióxido de carbono no son la única amenaza que sufre nuestro clima...
Gases fluorados de efecto invernadero: son gases artificiales con una capacidad extraordinariamente alta para producir efecto invernadero. Sus emisiones están aumentando rápidamente.
Los carbonos hidrofluorados: proceden de refrigerantes, propelentes y espumantes. Alternativas: aerosoles sin gases propelentes, compuestos alternativos para aparatos de aire acondicionado y frigoríficos.
Los carbonos perfluorados: son subproductos originados en las fosas de aluminio y en las industrias de semiconductores. Alternativas: procesos eficientes y cambios tecnológicos.
El hexafluoruro de azufre: se utiliza en los interruptores eléctricos de alto voltaje, en la fosa del magnesio, en los acristalamientos aislantes del ruido y en las pelotas de tenis. Se trata del gas de efecto invernadero más potente. Alternativas: utilización de nitrógeno o dióxido de azufre.
Óxido nitroso: su potencial para el calentamiento es unas 300 veces mayor que el del dióxido de carbono pero su concentración en la atmósfera es mucho menor. Se utiliza en los fertilizantes agrícolas y en la producción industrial. Es producido por catalizadores y la quema de residuos sólidos. Alternativas: nuevas prácticas en la agricultura, nuevas tecnologías en la industria, vehículos eficientes, reducción de los residuos generados.
Metano: se libera cuando la materia orgánica se descompone en ambientes pobres en oxígeno, como los arrozales y otras zonas húmedas, cuando la materia orgánica se descompone en los vertederos y también como resultado de la actividad ganadera. Alternativas: drenaje frecuente de los arrozales, mejora de la dieta del ganado, abandono de la ganadería industrial.
Dióxido de carbono: es el gas de efecto invernadero que producimos en mayor cantidad. Aunque otros gases resultan más fuertes (son capaces de retener más calor), el dióxido de carbono, a causa de su abundancia, es responsable del 64 % del efecto invernadero inducido por las actividades humanas. Las principales fuentes de dióxido de carbono son la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), la eliminación de los bosques y los incendios forestales. Alternativas: ahorro energético y uso eficiente de la energía, uso de energías renovables (solar, eólica, hidráulica, geotérmica, mareomotriz), tecnologías más limpias para la producción de energía, protección de los bosques.
Las emisiones mundiales de dióxido de carbono, son de 5,5 toneladas por habitante y año. No obstante, en los países industrializados las emisiones per cápita son mucho mayores a causa de nuestro elevado nivel de consumo. Por ejemplo, las emisiones producidas por un ciudadano norteamericano son equivalentes a las de doce ciudadanos indios. A largo plazo, sería necesario conseguir unas emisiones mundiales per cápita que no afectasen gravemente el sistema climático. La atmósfera, como el aire que respiramos, es de todos y debería ser utilizada de forma equitativa. Por ello, el recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero ha de comenzar en los países industrializados.
Los conceptos erróneos
1. FACTOR HUMANO. “Los científicos no están de acuerdo acerca de si son los seres humanos los que están haciendo que el clima de la Tierra cambie.”
Hay un sólido consenso científico acerca de que las actividades humanas están cambiando el clima de la Tierra. Los científicos están completamente de acuerdo en que la temperatura aumenta, que esta tendencia la causan las personas y que si seguimos bombeando gases invernadero a la atmósfera, el calentamiento será cada vez más perjudicial.
2. DIÓXIDO DE CARBONO. “Hay muchos factores que pueden afectar al clima, por lo que no hay razón para preocuparnos tanto por el dióxido de carbono.”
El clima es sensible a muchas cosas, aparte del dióxido de carbono: las manchas solares son un ejemplo y el vapor de agua, otro. El hecho de que se haya demostrado que el sistema climático es sensible a muchos tipos de cambios naturales a lo largo de la historia debería servir como una señal de advertencia: hay que prestar mucha atención a los cambios masivos y sin precedentes que causamos. Nos hemos vuelto más poderosos que cualquier fuerza de la naturaleza.
3. ES NATURAL. “El clima varía naturalmente en el curso del tiempo, de tal modo que cualquier cambio ahora es solamente una etapa de un ciclo natural.”
En efecto, el clima cambia naturalmente: a través de los anillos de los árboles, los sedimentos de los lagos, los núcleos de hielo y otros registros de los climas pasados, los científicos saben que ha habido modificaciones climáticas, incluso cambios abruptos, en la historia. Pero tuvieron lugar con variaciones naturales de los niveles de dióxido de carbono, y eran menores que las que nosotros estamos causando hoy. Los núcleos de hielo extraídos a gran profundidad en la Antártida muestran que los niveles de dióxido de carbono de la actualidad son mayores de lo que han sido en los últimos 650.000 años. Eso significa que estamos fuera de la variación natural.
4. OZONO. “El agujero de la capa de ozono causa el calentamiento global.”
Sí hay relación entre el cambio climático y el agujero de la capa de ozono. El agujero de la capa de ozono –una parte de la atmósfera superior que contiene elevadas concentraciones del gas ozono y protege el planeta de la radiación del Sol- es producto de sustancias artificiales llamadas CFC, prohibidas por el Protocolo de Montreal. El agujero hace que una cantidad mayor de radiación ultravioleta llegue a la Tierra, pero no afecta a su temperatura.
La única conexión entre la capa de ozono y el cambio climático es casi exactamente la opuesta a la propuesta por el mito consignado más arriba. En realidad, el calentamiento global –si bien no es el responsable del agujero- podría ralentizar la reparación natural de la capa de ozono. Calienta la zona inferior de la atmósfera, pero en la práctica enfría la estratosfera, lo cual puede agravar la pérdida estratosférica de ozono.
5. YA ES TARDE. “No hay nada que podamos hacer con respecto al cambio global. Ya es demasiado tarde.”
Ésta es la peor de las ideas equivocadas. Si “negar no es sólo un verbo”, desesperar tampoco lo es. Hay muchas cosas que podemos hacer, pero es necesario que empecemos ahora mismo. Necesitamos reducir nuestro uso de combustibles fósiles a través de una combinación de iniciativas gubernamentales, innovaciones industriales y acciones individuales.
6. MÁS HIELO. “Las barreras de hielo de la Antártida crecen, de tal modo que no debe de ser verdad que el calentamiento global está haciendo que los glaciares y las banquisas se fundan.”
Un nuevo estudio realizado en 2006 muestra que, en total, el hielo de la Antártida está disminuyendo. Aun cuando una parte de los hielos esté aumentando y no reduciéndose, esto no cambia el hecho de que el calentamiento global esté causando la fusión de los glaciares por todo el mundo. Globalmente, más del 85 % de los glaciares se está reduciendo. Y, en todo caso, los efectos localizados del cambio climático no eliminan la tendencia global que los científicos observan.
Alguna gente, además, afirma equivocadamente (en la novela Estado de miedo, de Michael Crichton, por ejemplo) que en Groenlandia el hielo está aumentando. De hecho, los datos satelitales recientes de la NASA muestran que el casquete de hielo de Groenlandia se reduce año a año, haciendo que suba el nivel del mar. La pérdida de hielo en Groenlandia se duplicó entre 1996 y 2005. La isla perdió 50 kilómetros cúbicos de hielo sólo durante 2005.
7. TIENE VENTAJAS. “El calentamiento global es beneficioso, nos quitará de encima los gélidos inviernos y hará que las plantas crezcan más rápidamente.”
Este mito parece no morir jamás. Dado que los efectos locales pueden variar, es verdad que algunos lugares específicos pueden disfrutar de un clima invernal más agradable. Pero el impacto negativo del cambio climático supera enormemente cualquier beneficio local. Piénsese en los océanos, por ejemplo. Los cambios causados por el calentamiento global en los mares ya están causando la mortandad masiva de los arrecifes de coral, fuente de alimento y refugio esencial para los seres vivos de todos los eslabones de la cadena alimentaria, hasta llegar a nosotros.
La fusión de los hielos polares está haciendo que el nivel del mar se eleve. Si se derritiera un iceberg de gran tamaño y el agua llegara al océano, se inundarían muchas ciudades costeras de todo el mundo y millones de personas se transformarían en refugiados. Otros efectos predichos incluyen prolongados periodos de sequía, inundaciones de mayor gravedad, tormentas de mayor intensidad, erosión del suelo, extinción en masa de especies y riesgos para la salud fruto de nuevas enfermedades.
8. CALOR URBANO. “El calentamiento que los científicos han registrado no es más que el efecto del calor que atrapan las ciudades y nada tiene que ver con los gases invernadero.”
La gente que desea negar la realidad del calentamiento global afirma que eso que los científicos han observado es sólo el efecto “isla de calor urbana”, lo que quiere decir que las ciudades tienden a atrapar el calor a causa de los edificios y el asfalto. Es, sencillamente, erróneo. Por lo general, las mediciones de la temperatura se realizan en parques, que en realidad son áreas frescas dentro de las islas de calor urbanas. Y los registros de temperatura de largo plazo que muestran exclusivamente áreas rurales son prácticamente idénticos a los registros de temperatura de largo plazo que incluyen tanto zonas rurales como ciudades. Las “islas de calor urbanas” tienen un efecto despreciable en el calentamiento total del planeta.
9. METEORITO. “La causa del calentamiento global es un meteorito que cayó en Siberia a comienzos del siglo XX.”
Esto puede sonar absurdo para algunos de nosotros, pero se trata de una auténtica hipótesis, sugerida por un científico ruso. Entonces, ¿qué es lo que tiene de equivocado? Básicamente, todo. El impacto de un meteorito, de manera muy semejante a una erupción volcánica, podría tener efectos inmediatos en el clima si fuera lo bastante grande. Pero no hay ningún registro de calentamiento o enfriamiento durante el período posterior a la caída de este bólido.
10. MITO. “En algunas zonas las temperaturas no suben, por lo que el cambio global es un mito.”
La temperatura no está subiendo en cada punto del planeta. El calentamiento global se refiere a un aumento de la temperatura promedio de toda la superficie de la Tierra a causa de los niveles crecientes de gases invernadero.
Puesto que el clima es un sistema increíblemente complejo, los efectos del cambio climático no son los mismos en todas partes. Algunas zonas del globo podrían volverse más frías, como el norte de Europa. Pero esto no cambia el hecho de que, en total, la temperatura superficial del planeta esté aumentando, al igual que la temperatura de nuestros mares.
© Al Gore. Una verdad incómoda
Hay un sólido consenso científico acerca de que las actividades humanas están cambiando el clima de la Tierra. Los científicos están completamente de acuerdo en que la temperatura aumenta, que esta tendencia la causan las personas y que si seguimos bombeando gases invernadero a la atmósfera, el calentamiento será cada vez más perjudicial.
2. DIÓXIDO DE CARBONO. “Hay muchos factores que pueden afectar al clima, por lo que no hay razón para preocuparnos tanto por el dióxido de carbono.”
El clima es sensible a muchas cosas, aparte del dióxido de carbono: las manchas solares son un ejemplo y el vapor de agua, otro. El hecho de que se haya demostrado que el sistema climático es sensible a muchos tipos de cambios naturales a lo largo de la historia debería servir como una señal de advertencia: hay que prestar mucha atención a los cambios masivos y sin precedentes que causamos. Nos hemos vuelto más poderosos que cualquier fuerza de la naturaleza.
3. ES NATURAL. “El clima varía naturalmente en el curso del tiempo, de tal modo que cualquier cambio ahora es solamente una etapa de un ciclo natural.”
En efecto, el clima cambia naturalmente: a través de los anillos de los árboles, los sedimentos de los lagos, los núcleos de hielo y otros registros de los climas pasados, los científicos saben que ha habido modificaciones climáticas, incluso cambios abruptos, en la historia. Pero tuvieron lugar con variaciones naturales de los niveles de dióxido de carbono, y eran menores que las que nosotros estamos causando hoy. Los núcleos de hielo extraídos a gran profundidad en la Antártida muestran que los niveles de dióxido de carbono de la actualidad son mayores de lo que han sido en los últimos 650.000 años. Eso significa que estamos fuera de la variación natural.
4. OZONO. “El agujero de la capa de ozono causa el calentamiento global.”
Sí hay relación entre el cambio climático y el agujero de la capa de ozono. El agujero de la capa de ozono –una parte de la atmósfera superior que contiene elevadas concentraciones del gas ozono y protege el planeta de la radiación del Sol- es producto de sustancias artificiales llamadas CFC, prohibidas por el Protocolo de Montreal. El agujero hace que una cantidad mayor de radiación ultravioleta llegue a la Tierra, pero no afecta a su temperatura.
La única conexión entre la capa de ozono y el cambio climático es casi exactamente la opuesta a la propuesta por el mito consignado más arriba. En realidad, el calentamiento global –si bien no es el responsable del agujero- podría ralentizar la reparación natural de la capa de ozono. Calienta la zona inferior de la atmósfera, pero en la práctica enfría la estratosfera, lo cual puede agravar la pérdida estratosférica de ozono.
5. YA ES TARDE. “No hay nada que podamos hacer con respecto al cambio global. Ya es demasiado tarde.”
Ésta es la peor de las ideas equivocadas. Si “negar no es sólo un verbo”, desesperar tampoco lo es. Hay muchas cosas que podemos hacer, pero es necesario que empecemos ahora mismo. Necesitamos reducir nuestro uso de combustibles fósiles a través de una combinación de iniciativas gubernamentales, innovaciones industriales y acciones individuales.
6. MÁS HIELO. “Las barreras de hielo de la Antártida crecen, de tal modo que no debe de ser verdad que el calentamiento global está haciendo que los glaciares y las banquisas se fundan.”
Un nuevo estudio realizado en 2006 muestra que, en total, el hielo de la Antártida está disminuyendo. Aun cuando una parte de los hielos esté aumentando y no reduciéndose, esto no cambia el hecho de que el calentamiento global esté causando la fusión de los glaciares por todo el mundo. Globalmente, más del 85 % de los glaciares se está reduciendo. Y, en todo caso, los efectos localizados del cambio climático no eliminan la tendencia global que los científicos observan.
Alguna gente, además, afirma equivocadamente (en la novela Estado de miedo, de Michael Crichton, por ejemplo) que en Groenlandia el hielo está aumentando. De hecho, los datos satelitales recientes de la NASA muestran que el casquete de hielo de Groenlandia se reduce año a año, haciendo que suba el nivel del mar. La pérdida de hielo en Groenlandia se duplicó entre 1996 y 2005. La isla perdió 50 kilómetros cúbicos de hielo sólo durante 2005.
7. TIENE VENTAJAS. “El calentamiento global es beneficioso, nos quitará de encima los gélidos inviernos y hará que las plantas crezcan más rápidamente.”
Este mito parece no morir jamás. Dado que los efectos locales pueden variar, es verdad que algunos lugares específicos pueden disfrutar de un clima invernal más agradable. Pero el impacto negativo del cambio climático supera enormemente cualquier beneficio local. Piénsese en los océanos, por ejemplo. Los cambios causados por el calentamiento global en los mares ya están causando la mortandad masiva de los arrecifes de coral, fuente de alimento y refugio esencial para los seres vivos de todos los eslabones de la cadena alimentaria, hasta llegar a nosotros.
La fusión de los hielos polares está haciendo que el nivel del mar se eleve. Si se derritiera un iceberg de gran tamaño y el agua llegara al océano, se inundarían muchas ciudades costeras de todo el mundo y millones de personas se transformarían en refugiados. Otros efectos predichos incluyen prolongados periodos de sequía, inundaciones de mayor gravedad, tormentas de mayor intensidad, erosión del suelo, extinción en masa de especies y riesgos para la salud fruto de nuevas enfermedades.
8. CALOR URBANO. “El calentamiento que los científicos han registrado no es más que el efecto del calor que atrapan las ciudades y nada tiene que ver con los gases invernadero.”
La gente que desea negar la realidad del calentamiento global afirma que eso que los científicos han observado es sólo el efecto “isla de calor urbana”, lo que quiere decir que las ciudades tienden a atrapar el calor a causa de los edificios y el asfalto. Es, sencillamente, erróneo. Por lo general, las mediciones de la temperatura se realizan en parques, que en realidad son áreas frescas dentro de las islas de calor urbanas. Y los registros de temperatura de largo plazo que muestran exclusivamente áreas rurales son prácticamente idénticos a los registros de temperatura de largo plazo que incluyen tanto zonas rurales como ciudades. Las “islas de calor urbanas” tienen un efecto despreciable en el calentamiento total del planeta.
9. METEORITO. “La causa del calentamiento global es un meteorito que cayó en Siberia a comienzos del siglo XX.”
Esto puede sonar absurdo para algunos de nosotros, pero se trata de una auténtica hipótesis, sugerida por un científico ruso. Entonces, ¿qué es lo que tiene de equivocado? Básicamente, todo. El impacto de un meteorito, de manera muy semejante a una erupción volcánica, podría tener efectos inmediatos en el clima si fuera lo bastante grande. Pero no hay ningún registro de calentamiento o enfriamiento durante el período posterior a la caída de este bólido.
10. MITO. “En algunas zonas las temperaturas no suben, por lo que el cambio global es un mito.”
La temperatura no está subiendo en cada punto del planeta. El calentamiento global se refiere a un aumento de la temperatura promedio de toda la superficie de la Tierra a causa de los niveles crecientes de gases invernadero.
Puesto que el clima es un sistema increíblemente complejo, los efectos del cambio climático no son los mismos en todas partes. Algunas zonas del globo podrían volverse más frías, como el norte de Europa. Pero esto no cambia el hecho de que, en total, la temperatura superficial del planeta esté aumentando, al igual que la temperatura de nuestros mares.
© Al Gore. Una verdad incómoda
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