El piercing

La práctica y creciente popularidad del piercing (inserción voluntaria de objetos metálicos en diversas partes de la piel y las mucosas del cuerpo humano) ha ido asociada también con la aparición de algunas complicaciones, habitualmente infecciones, debidas a defectos en la técnica de colocación o a la falta de higiene y de cuidado posteriores a la inserción. Como en toda práctica en la que se rompe la barrera normal de defensa de la piel y las mucosas, hay riesgos que conviene conocer, evaluar y prevenir.

Las complicaciones infecciosas más conocidas y temidas son las asociadas al riesgo de transmisión de agentes víricos, como los virus de las hepatitis B y C y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Con respecto a esto, hay que tener presente la gravedad de todas estas infecciones.

La posibilidad de contagio accidental por estos virus depende también de la concentración del agente infeccioso y de la vía de inoculación (a través de la piel o de las mucosas). Datos derivados de estudios con personal sanitario cuantifican el riesgo de infectarse por exposición parenteral a material contaminado en un 0,2 a un 0,5 % para el VIH, en un 5 % para el virus de la hepatitis B y de un 0,6 a un 2 % para el virus de la hepatitis C. Dada la extensión de la cobertura vacunal frente al virus de la hepatitis B, es posible que este riesgo sea incluso menor del estimado. En resumen, el riesgo es muy bajo, pero no es cero: no es razonable someterse a ningún tipo de piercing.

Quizás es un hecho menos conocido, pero el piercing corporal implica un riesgo de desarrollo de infecciones bacterianas. El piercing supone la invasión del tejido subcutáneo, cosa que hace posible la introducción de la propia microflora de la piel o de las membranas mucosas en el tejido subcutáneo durante el procedimiento. La pieza de piercing, que no deja de ser un cuerpo extraño, favorece esta colonización.

Después del procedimiento se puede presentar dolor, edema y sangrado prolongado, y en el lugar de la inserción puede desarrollarse un quiste, una cicatriz o un queloide (una cicatriz anormalmente grande). En algunos estudios, el índice de infección posterior a un piercing en la oreja se sitúa en cifras altas, que llegan del 10 al 24 %.

La infección más frecuente en el piercing auricular es la debida a Pseudomonas aeruginosa, una bacteria que puede producir infección cutánea de la oreja, un absceso pericondral auricular (pericondritis por Pseudomonas). Se han descrito también infecciones de la lengua y del tejido amigdalar relacionadas con piercings orales, e infecciones genitales asociadas al piercing en esta localización anatómica.

Con todo y con eso, las complicaciones más frecuentes asociadas al piercing son las debidas a alergia o intolerancia al metal empleado en la pieza de piercing (especialmente el níquel).

En resumen, esta práctica, actualmente de moda entre nosotros, que evidentemente tiene raíces históricas, antropológicas y culturales, que sitúan el origen muchos años atrás, y extendida a muchas civilizaciones diferentes, trae asociados unos ciertos riesgos que no hay que olvidar.

Es curioso que algo tan retrógrado se considere tan moderno y que la moda y la inercia social esté por encima de la razón y de la salud.

Bufff... al menos esa gente parece hacérsela en algún lugar profesional y se lo hacen mal. Pero yo me sé de una que se hizo un piercing en la lengua en su casa, y se le infectó y todo hay que ser un poco imbécil.
O las que se lo hacen en los labios, la mayoría acaba teniendo problemas en la dentina, porque una de las cosas que un tatuador (o "piercingador" XD) debe comprobar a la hora de ponerte un piercing en los labios es en qué zonas no rozaría el objeto con los dientes.

Con todos mis respetos hacia las personas que llevan piercings, siempre me ha parecido una gilipollez.

Pues yo llevo uno y me gusta.Lo llevo en la ceja y me lo hice en un centro comercial que hay en el puerto de Barcelona(no recuerdo el nombre).En una tienda de tattoos y piercing y la verdad es que estaba todo muy limpio y el material estaba perfecto.

¿Quién me mandará a mí ser tan bocazas?

Fernberg escribió:¿Quién me mandará a mí ser tan bocazas?

¿Por que dices eso?
Si es por mi piercing no pasa nada...cada uno piensa como quiere , yo no me ofendo.